PHUBBING
A todos nos ha pasado. En esta época digital,
si estás en una reunión familiar, cita, concierto, junta de trabajo e incluso manejando (que está muy mal), uno no puede dejar de revisar
los mensajes en Facebook, Twitter, Google+, Instagram, Vine, e-mail o WhatsApp.
Muchos “traemos el teléfono pegado a la mano” ignorando a la gente que está
alrededor y a esto se le llama phubbing.
Definición
El término viene de las palabras en inglés phone (teléfono)
y snubbing (desairar) y es “el acto de ignorar a alguien en un evento
social mirando el teléfono en vez de ponerle atención”
El phubbing, puede suceder en todos
lados: restaurantes, bares, parques, cines, teatros, conciertos, en la playa,
de shopping, en bodas, con amigos, la pareja, y hasta en velorios e iglesias
(ya no hay temor de Dios). Pasa entre personas comunes y corrientes y también
sucede entre famosos.
Amenaza contra las relaciones interpersonales
y laborales
Probablemente todos hemos sido víctima del
phubbing de manera cotidiana y en prácticamente todos nuestros círculos: hogar,
escuela, trabajo, amistades, etc. En la casa los hijos suelen ignorar a sus
padres y familiares por estar usando el Smartphone, la tableta o videojuegos.
En la escuela los alumnos pueden fácilmente ignorar a los profesores mientras
navegan por internet en sus laptops y se “whatsappean” unos a otros. En el
trabajo los empleados pierden el tiempo en su Smartphone cada vez que pueden, e
inclusive entran a juntas de trabajo con sus tabletas o laptops y deciden
consciente o inconscientemente ignorar a todos mientras “se pierden” en sus
aparatos electrónicos. Lo peor es que cuando intentas “llamarles la atención”
te contestan: “te estoy escuchando, solo estoy terminando de mandar un
correo!”.
En temas laborales, académicos o relaciones de
mando, tal vez es hasta cierto punto “comprensible” que nos distraigamos
fácilmente. Lo verdaderamente preocupante es que en nuestros entornos sociales,
familiares y de amistad sigamos con estas conductas. Estando en un restaurante
o en una reunión social, ¿cuántas veces no nos distraemos (ignorando a familia,
amigos y compañeros de trabajo) por estar viendo nuestro celular? Irónicamente
muchas veces estamos platicando con alguien más a la distancia, en lugar de
convivir con quienes tenemos frente a frente.
Pese a que no pude encontrar ninguna
estadística, estoy seguro que muchas rupturas de parejas (incluyendo divorcios)
son motivadas por el uso desmedido de celulares y/o dispositivos móviles, lo
cual necesariamente daña las relaciones afectivas al alejarnos de los seres
queridos.
Desafortunadamente la tecnología -los
dispositivos móviles específicamente- ha logrado de manera simultánea
acercarnos a quienes tenemos lejos y alejarnos de quienes tenemos cerca. Como
amigos, familia, jefes o compañeros de trabajo, ¿hasta dónde estamos dispuestos
a llegar con este “autismo tecnológico” provocado por la adicción a los
dispositivos móviles?
Ciertas medidas ya han comenzado a tomarse en
diversos entornos:
Algunos restaurantes en Estados Unidos ya prohíben la entrada con celulares, reteniéndolos a los comensales antes de que entren a las instalaciones. Otros un poco más flexibles colocan una “caja de castigo” sobre las mesas, la cual sirve para poner todos los celulares de los comensales, y como regla el primero que conteste o tome un teléfono paga la cuenta de todos.
En California la “Waldorf School of the Peninsula” no permite ningún dispositivo electrónico dentro de las aulas (ni a los profesores ni a los alumnos). A esta institución ya se le conoce como “la Escuela Libre de Tecnología en Silicon Valley”. ¿Y quiénes mandan ahí a sus hijos? Nada menos y nada más que las tres cuartas partes de los ejecutivos que trabajan en compañías de alta tecnología, tales como Google, Apple, eBay, Yahoo y Hewlett-Packard. Esta escuela se suscribe a la filosofía de enseñanza basada en actividades físicas y aprendizaje a través de actividades creativasmanuales.
En el Reino Unido una encuesta reveló que una tercera parte de los padres consideran que los menores de 16 años no deben tener teléfonos celulares, ya que dichos aparatos dañan la capacidad de aprendizaje de los niños.
Algunos restaurantes en Estados Unidos ya prohíben la entrada con celulares, reteniéndolos a los comensales antes de que entren a las instalaciones. Otros un poco más flexibles colocan una “caja de castigo” sobre las mesas, la cual sirve para poner todos los celulares de los comensales, y como regla el primero que conteste o tome un teléfono paga la cuenta de todos.
En California la “Waldorf School of the Peninsula” no permite ningún dispositivo electrónico dentro de las aulas (ni a los profesores ni a los alumnos). A esta institución ya se le conoce como “la Escuela Libre de Tecnología en Silicon Valley”. ¿Y quiénes mandan ahí a sus hijos? Nada menos y nada más que las tres cuartas partes de los ejecutivos que trabajan en compañías de alta tecnología, tales como Google, Apple, eBay, Yahoo y Hewlett-Packard. Esta escuela se suscribe a la filosofía de enseñanza basada en actividades físicas y aprendizaje a través de actividades creativasmanuales.
En el Reino Unido una encuesta reveló que una tercera parte de los padres consideran que los menores de 16 años no deben tener teléfonos celulares, ya que dichos aparatos dañan la capacidad de aprendizaje de los niños.
¿Tenemos que esperar a que “alguien” nos
prohíba usar celulares o dispositivos móviles para entender que las personas
que tenemos frente a nosotros (familiares, amigos o compañeros de trabajo) son
siempre más importantes que cualquier distracción cibernética?
15 minutos
Estudios realizados determinan que existen
jóvenes que revisan cada 15 minutos, aproximadamente, su celular, sediento de
notificaciones de cualquiera de sus redes sociales; lo interesante de este caso
es que examinan los mensajes del celular “sobre todas las cosas”, no importa si
atienden a una clase, cenan con su pareja, están en el mejor momento de la
película o, por increíble que parezca, hasta en la intimidad (1 de cada 10),
según el estudio Mobile Consumer Habits de Harris Interactive.
Ante este panorama, el movimiento Eres lo que
Publicas considera urgente difundir entre los mexicanos una especie de “Manual
de Carreño” adaptado a la era digital, a los problemas de respeto y etiqueta
actuales. Esta tarea formará parte de su labor como
Anti-Phubbing
El movimiento Anti-Phubbing surge
recientemente con su fundación por el australiano Alex Haigh, que ha creado una
página de internet y explota el uso de las redes sociales para su propagación y
concienciación. Este nuevo fenómeno está presente en la mayoría de las personas
que cuentan con un Smartphone, el cual tiene conectado las redes sociales,
internet, plataformas para mandar mensajes de textos así como aplicaciones para
subir fotos en el internet y todas aquellas aplicaciones que hemos ido
adoptando
Datos estadísticos acerca de este fenómeno:
En un restaurante se puede apreciar al menos
36 casos de “Phubbing”, lo que es igual a pasar 570 días solo, mientras te
encuentras en compañía de otros.
92% de “Phubbers” consideran que deberían de
convertirse en políticos.
97% de las personas en una cena se quejan por
su comida en lugar de reclamar ser víctimas del “Phubbing”.
87% de los jóvenes prefieren comunicarse por
vía de mensajes de texto en lugar de hablar cara a cara.
La mayoría de los “Phubbers” usan su celular
para: Realizar una actualización de un status, para mandarle un mensaje a
alguien mejor que tú, para usar algún buscador de internet, para jugar, para reírse
de una broma que no es tuya, para usar redes sociales.
Consejos para evitar el phubbing
Detener la conversación y solicitarle al
ofensor que repita tus últimas palabras.
Los padres de familia deben diseñar incentivos
que favorezcan una utilización responsable.
Colocar en los restaurantes y comercios
letreros con mensajes para desincentivar esta conducta.
En restaurantes, realizar la popular dinámica
de poner los celulares en el centro de la mesa y, quien no pueda evitar
tomarlo, paga la cuenta.
Realizar una “intervención” para hablar con el
“phubber” (dependiente) y solicitarle seriamente que no utilice el celular
frente a personas con las que sostiene una interacción.
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